La NBA se alza contra el racismo

La edición 2020 de la NBA, celebrada bajo unas espectaculares medidas de seguridad por la covid-19, estuvo marcada por el apoyo de jugadores, equipos y organización al movimiento contra el racismo ‘Black Lives Matter’.

Diez años después, los míticos Los Ángeles Lakers volvieron a reinar en la NBA. Sin embargo, la noticia más importante en esta particular edición de la NBA, celebrada en el Wide World of Sports Complex de Disney World en Orlando, bajo unas impresionantes medidas de seguridad por la covid-19, no fue el triunfo de los Lakers. Ni el papel desarrollado por LeBron James, al que muchos sitúan ya a la altura de Michael Jordan.

La edición de la NBA 2020 estuvo dominada por el apoyo de los jugadores, equipos y organización a Black Lives Matter (BLM), actuando todo ellos de manera global como uno de los principales altavoces del movimiento en Estados Unidos y en el mundo.

BLM, cuyo lema es Las vidas de las personas negras importan, se fundó en respuesta a la absolución del asesino de Trayvon Martin. Martin, un joven negro de 17 años, murió en 2012 a manos de Zimmerman cuando regresaba caminando a la casa de la prometida de su padre en Sanford, Florida, tras parar en una tienda a comprar unos bocadillos. Zimmerman reconoció que le disparó a Martin alegando defensa propia, pero fue absuelto tras un mediático juicio.

Lo crearon tres mujeres negras: Alicia Garza (Los Ángeles, 1981), Patrisse Cullors (Los Ángeles, 1984) y Opal Tometi (Phoenix, Arizona, 1984). Según explica la cofundadora del movimiento Cullors en su web, la frase original fue extraída de una carta a la comunidad negra que dirigió Garza, una escritora y conferencista negra, que vive en Oakland (California), tras la muerte de Martin. Y Cullors la convirtió en un hashtag para que a través de las redes sociales la comunidad ayudara a combatir el racismo contra las personas negras en todo el mundo.

En 2014, el movimiento empezó a ganar mayor relevancia dentro de los Estados Unidos en las protestas por las muertes de Eric Garner, en Nueva York, y de Michael Brown, en Ferguson (Misuri), a manos de la policía. Desde ese momento se convirtió en una organización que se ha expandido no solo por Estados Unidos, sino también por Canadá y Reino Unido.

“No quería que George Zimmerman fuera el punto final de la historia. No quería que su nombre fuera repetido una y otra vez en los medios de comunicación por sus compañeros supremacistas blancos”, señala Cullors.

¿Cuál es su objetivo?

La misión de Black Lives Matter como organización es “erradicar la supremacía blanca” e intervenir a través del poder local “en la violencia infligida en las comunidades negras por el estado y los vigilantes”, señala en su página web.

“Trabajamos para un mundo donde las vidas de los negros ya no sean sistemáticamente objetivo de muerte”, añade el escrito del movimiento, que ha hecho un esfuerzo concertado para no alentar la violencia y responde ferozmente cuando se le acusa de cometer actos violentos durante las protestas.

Durante su inicio, algunos críticos culparon al BLM de empeorar las relaciones raciales en Estados Unidos, señalando encuestas que decían que los estadounidenses pensaban que las relaciones raciales eran peores en los últimos años.

Pero los activistas dijeron entonces que solo porque hubieran señalado el racismo en Estados Unidos no significaba que el grupo fuera el culpable.

“Durante más de 500 años, los negros han luchado por nuestra libertad. Hemos luchado contra la esclavitud, los códigos negros, las leyes de Jim Crow, la policía, el encarcelamiento, algunas de las tasas de desempleo más altas, la falta de vivienda constante, la muerte al dar a luz, el asesinato por ser trans o no binario”, respondía Cullors a esas críticas.


“Falta voluntad de luchar a fondo contra el racismo y la violencia en el deporte”
El legado social de Kobe Bryant


La muerte de George Floyd

Sin embargo, los problemas que denuncia BLM, lejos de solucionarse, se han repetido trágicamente este año con la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco en Minneapolis, quien por casi nueve minutos presionó su rodilla sobre el cuello de Floyd. El agente responsable, Derek Chauvin, fue despedido y enfrenta cargos de homicidio involuntario y homicidio sin premeditación.

La muerte de Floyd generó protestas multitudinarias no solo en Minneapolis, sino en varias ciudades de Estados Unidos y del mundo –también en España; en Madrid y Barcelona-, pidiendo que cada vez más se unan al lema inicial: que las vidas de las personas negras importan.

Se añadió también una ola récord de donaciones a colectivos que luchan por la justicia racial, lo que redibujó el mapa del activismo en cuestión de semanas.

ActBlue, plataforma líder en donaciones online para causas progresistas, experimentó en junio su periodo más activo, por encima de los picos más altos de las recientes primarias presidenciales.

La fundación Black Live Maters Global Network creó un fondo de 8 millones de euros a disposición de las organizaciones locales afiliadas para financiar el trabajo de base.

La misión de Black Lives Matter como organización es "erradicar la supremacía blanca" e intervenir a través del poder local "en la violencia infligida en las comunidades negras por el estado y los vigilantes".

Parte de ese gran impacto mundial ha tenido sus raíces en el deporte, concretamente en la NBA. Desde su fundación, los mejores jugadores del mundo se han mostrado como un activo importante contra el racismo –la mayoría son afroamericanos-, pero en esta edición de 2020 la protesta ha sido más elevada que nunca.

Una acción en la que contaron con el gran apoyo de la propia organización: “NBA y la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto (NBPA) acordaron una serie de mensajes de justicia social que los jugadores podían portar en la parte posterior de sus camisetas en lugar de los habituales apellidos”.

“Dado el clima de descontento social por las diferentes situaciones de brutalidad policial y racismo estructural que se han producido recientemente en Estados Unidos, los jugadores en consonancia con la liga acordaron utilizar el reinicio como plataforma para ayudar al cambio social y reivindicar su posición en cuestiones de justicia social, así como de apoyo al movimiento Black Lives Matter”, resaltaba la NBA en un comunicado pocos días antes de que comenzara el primer partido.

“Black Lives Matter es una forma de vida para todos los afroamericanos de Estados Unidos y no, como muchos consideran, un movimiento aislado”, señaló LeBron James, jugador de los Lakers, quien lo define como el camino que sigue un afroamericano: “Cuando te levantas y eres negro sabes que por cada paso que dé cualquiera tú tienes que dar cinco más. Sabes que tienes que recorrer diez yardas más para llegar a donde quieres llegar”.

¿Pero qué ha cambiado esta vez respecto a reivindicaciones anteriores? El apoyo de todos los estamentos sin medias tintas. Desde la organización, como hemos señalado, al núcleo deportivo, algo que no siempre había sido así.

El propio LeBron James encontró la complicidad de su entrenador en los Lakers, Frank Vogel. “Tenemos que empezar a estar más cómodos hablando de racismo. Es una cosa de derechos humanos y un gran problema en nuestro país; siempre lo fue”.

Vogel reconoció haber vivido la “vida del privilegio blanco” y que no experimentó las cosas de la gente negra a lo largo de su vida, y ha escuchado los incidentes de amigos que fueron tratados injustamente por el color de su piel. “Ojalá hayamos alcanzado un punto de inflexión para que el cambio esté en camino”, puntualizó el preparador laker.

El boicot como protesta

Sin embargo, solo un mes después -el pasado 26 de agosto-, las calles se volvían a estremecer con dureza. Jacob Blake recibió siete disparos a quemarropa, por la espalda, cuando se montaba en su coche tras una disputa doméstica.

Sin actitud agresiva, el joven afroamericano ignoró las órdenes de los oficiales y se dirigió hasta el asiento del conductor. El oficial de policía disparó su pistola ante los gritos de los familiares de la víctima.

Los jugadores de la NBA decidieron entonces ir más allá, secundando el boicot iniciado en otras competiciones del país. “Estamos cansados de los asesinatos y la injusticia”, declaró el escolta de los Bucks, George Hill, al canal de televisión ESPN al explicar la decisión de su equipo.

Los Bucks, que debían jugar contra los Magic en el AdventHealth Arena, dentro de la ‘burbuja’ de la NBA en el Walt Disney World Resort, se negaron a salir de su vestuario antes del partido. Y así varios equipos más.

“Black Lives Matter es una forma de vida para todos los afroamericanos de EE. UU.”. LeBron James

La competición estuvo muy cerca de pararse de manera definitiva, pero después de una jornada interminable de conversaciones a todos los niveles desembocó en el acuerdo de seguir adelante.

Luz verde a la lucha por el anillo, eso sí, con una condición por parte de los jugadores: se intensificaban los gestos y las señales de protesta contra los abusos raciales en Estados Unidos.

Michele Roberts, directora ejecutiva de NBPA y participante en esa reunión, resumió el espíritu de lo vivido en ese encuentro: “Los partidos tendrán una audiencia enorme porque algunos de nuestros jugadores tienen gran una cantidad de seguidores. El hecho de jugar y parar el boicot hará que tengan más espectadores a quien los jugadores podrán transmitir el mensaje”.

“El hecho de que nuestros juegos destaquen la discusión continua sobre estos temas creo que hizo avanzar la conversación, mucho más allá de donde hubiéramos podido ir si no hubiéramos jugado. Estoy satisfecha de que los jugadores también crean que hicieron lo correcto y decidieron jugar”, explico en una entrevista a The Undefeated.

No cabe duda de que la NBA de 2020 no será recordada como un campeonato más. Porque la canasta, más que nunca, fue un altavoz de justicia social.

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