Vuelta al cole, covid-19 y conciliación: un equilibrio difícil, pero no imposible

Millones de padres y madres viven estos días pendientes de la evolución de la pandemia en las escuelas de sus hijos y la manera en que un contagio o una cuarentena puede afectar a sus trabajos. La flexibilidad y el teletrabajo juegan un papel clave para conciliar.

Si en una situación normal la vuelta al cole ya supone un reajuste en los horarios, trayectos, hábitos y otras formas de conciliar la vida profesional con el cuidado de los hijos, en un contexto como el actual, marcado por la covid-19, el regreso de los pequeños a las aulas es más complejo que nunca.

Al miedo, estrés e inseguridad que provoca en muchas familias una vuelta al cole que no ven segura, se suman también los inconvenientes que, especialmente para su trabajo, podría tener que las cosas no salieran bien y los menores debiesen continuar sus clases –total o parcialmente- desde casa.

La crisis del coronavirus está, entre otras cosas, reflejando las carencias que todavía existen en España en materia de conciliación. Un equilibrio entre el trabajo y la familia que ha recaído, sobre todo, en los abuelos y en los colegios, como apuntan desde el Club de Malasmadres. Dos pilares ahora más frágiles que nunca: los primeros son un colectivo de riesgo a los que hay que proteger de posibles contagios, y los centros educativos, precisamente, son los que en cualquier momento pueden enviar a los pequeños de vuelta a casa ante posibles contagios.

Los escenarios que se pueden abrir en las próximas semanas y meses, por tanto, son muy dispares: desde una situación de relativa normalidad en la que los menores puedan seguir acudiendo cada día a sus clases presenciales, pasando por opciones de enseñanza semipresencial o cuarentena preventiva, hasta el contagio del niño o niña. ¿Qué medidas de conciliación son las mejores en cada caso?

El teletrabajo, la solución –a priori- más oportuna

“Sería una buena idea mantener la prioridad aplicativa del teletrabajo en aquellos casos en los que fuera posible por el tipo de actividad, y atendiendo a las necesidades de los trabajos”, asegura para Revista Haz Víctor Canalda, profesor colaborador de los Estudios de Derecho de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Una opción, la del trabajo desde casa y, sobre todo, la de la flexibilidad laboral, que encajaría con los diferentes escenarios que se planteen tras la vuelta al cole. “Nos encontramos frente a una ocasión única para encontrar soluciones enfocadas no tanto en lo que se ha llamado erróneamente ‘jornada a la carta’, sino más bien a formas de prestar el servicio que se adapten a la realidad social que estamos viviendo, incluyendo las necesidades del colaborador como parte de un ambiente laboral positivo, más allá de verse como una opción privilegiada o caprichosa”, apunta el profesor Canalda.

El trabajo desde casa y la flexibilidad laboral encajarían con los diferentes escenarios que se planteen tras la vuelta al cole.

Recordando que “la nueva normalidad va a obligarnos a aprender a trabajar de forma diferente”, el profesor de la UOC recomienda, incluso mientras las clases se lleven a cabo sin incidentes, “mantener unos horarios flexibles de entrada y salida, previsión de ausencias –con o sin retribución- y estar abiertos a modelos híbridos”. Medidas, todas ellas, que prepararían a los padres y madres –y por tanto a las empresas- ante un eventual retorno de los hijos al hogar, ya sea por cuarentena preventiva o porque se han contagiado.

Unas fórmulas, flexibilidad y teletrabajo, en cuya idoneidad también coincide Alberto Gavilán, director de RRHH de Adecco Staffing. Aunque para él “hay múltiples posibilidades dependiendo de cada organización y necesidades productivas y de conciliación”, de manera general destaca esas dos.

El teletrabajo, por una parte, porque “ha demostrado ser una medida eficaz, donde los niveles de productividad son buenos”; y la flexibilidad de horarios –sobre todo de entradas y de salidas-, especialmente para aquellos empleados que no puedan trabajar desde casa, porque “permite adaptarse a la variedad de horarios y necesidades, pero manteniendo una franja horaria donde todas las personas están disponibles”.

Gavilán subraya también la importancia de estar preparados: “Es una situación que ya está pasando, no de manera masiva todavía, pero ya hay aulas puestas en cuarentena, y para eso las empresas deberían tener un plan que permita adaptarse rápidamente a esa situación”.

Niños en cuarentena

Otro posible escenario es que, tras darse la alarma en el colegio, los alumnos de una clase tengan que guardar cuarentena de forma preventiva. De nuevo, ante esta situación “el teletrabajo es la medida que mejor puede solucionar estos casos”, ya que permite “que se atiendan las necesidades y el ritmo productivo no se vea alterado” si no es posible realizar un “cambio de turno, concreción horaria y, como último recurso, la reducción de jornada”, como apunta Gavilán.

En la actualidad, a las bajas laborales retribuidas solo pueden acogerse los padres cuyos hijos hayan dado positivo en una prueba PCR; de forma que, ante esta situación, “las empresas pueden ampliar lo determinado en las disposiciones legales convencionales mediante mejoras voluntarias y condiciones más beneficiosas”, tal como defiende el profesor Canalda.

Entre las medidas, destaca “establecer una bolsa de horas, recuperables o no, y asimismo retribuidas o compensables de otra forma, por la que los empleados puedan distribuir sus horarios y jornadas de acuerdo con necesidades concretas y sobrevenidas, como las cuarentenas, simplemente avisando con un día o con la antelación que se pueda”.

Más contundentes se muestran desde la asociación Malasmadres. Este colectivo inició a principios de septiembre una recogida de firmas a favor de una regulación urgente de las bajas para padres y madres que incluye la incapacidad temporal (IT) o bajas para los progenitores de menores que se encuentren en cuarentena por contacto con un caso positivo de covid-19 y que tengan que permanecer en casa los 14 días pertinentes. Una medida que, pese a estar sobre la mesa del Gobierno –tanto el vicepresidente Pablo Iglesias como la ministra de Trabajo Yolanda Díaz habían anunciado propuestas al respecto- se ha ido enfriando.

Hasta ahora, la asociación ha conseguido recoger más de 250.000 firmas en Change.org para su campaña #EstoNoEsConciliar, cuyas demandas ya han entregado directamente al ministro de Inclusión, Seguridad y Migraciones, José Luis Escrivá y que, además del apoyo a los padres y madres con hijos confinados preventivamente, exige el teletrabajo por imperativo legal cuando las circunstancias familiares lo requieran, la adaptación o reducción de la jornada sin pérdida salarial y la ayuda económica para la contratación de personal cuidador de los menores cuando a los progenitores les resulte imposible hacerlo ellos mismos.


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Familias con un menor contagiado

Más claras están las medidas en caso de que un menor dé positivo en las pruebas PCR. “Los progenitores deberán guardar confinamiento, por lo que se procederá a una baja por cuarentena: incapacidad temporal, previsiblemente por contingencias comunes”, apunta Canalda, quien recuerda que “para la empresa no supondría ningún coste ni trámite adicional al que supondría que fuera el mismo trabajador el que se hubiera infectado”.

“Si en la empresa es posible diseñar un escenario de conciliación donde no sea necesario acudir a la IT para solucionarlo, pasaría una vez más por la flexibilidad y el teletrabajo”, apunta Gavilán, de Adecco, para aquellos casos de padres y madres que, pese a guardar cuarentena junto a sus hijos, quieran seguir trabajando en remoto desde casa.

Teletrabajo, conciliación y brecha de género

El trabajo desde casa es, a priori, una de las mejores soluciones para la conciliación en el contexto actual, tan complejo y lleno de incertidumbres. Pero en su implantación también surgen problemas y riesgos.

Uno de ellos es la propia interferencia de la vida familiar en la vida profesional. Trabajar desde casa con un niño en cuarentena o con clases semipresenciales supone que el padre o la madre tenga que realizar a la vez tres tareas: su trabajo, el cuidado de los niños y el apoyo en la enseñanza virtual.

El otro gran problema es el ahondamiento de la brecha de género. Lamentablemente, “la brecha de género por obligación parental es indudablemente mayor en el caso de las madres” señala Víctor Canalda, de la UOC, “puesto que, por la tradicional distribución de roles, se ha asumido socialmente que deba ser la mujer quien deba asumir esa carga”.

En esa misma dirección apunta Maite Egoscozábal, responsable de Investigación Social del Club de Malasmadres, quien señala que, dado que no existe una estructura clara de cuidado y atención de los pequeños, “se da por supuesto que es un problema de las mujeres, dando por hecho que, si los hombres vuelven al trabajo, siempre habrá ‘alguien’ que esté en casa cuidando”. Una circunstancia que, en el peor de los casos, “ha obligado a muchas mujeres a renunciar a su puesto de trabajo para cuidar”.

“El teletrabajo en sí mismo no es el peligro”, matiza Gavilán, de Adecco, sino que “es una medida de conciliación que, precisamente, lo que busca es que las personas con cargas familiares puedan tener alternativas que no alteren sus expectativas profesionales”. Para ello, “como sociedad debemos plantear escenarios que promuevan la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en materia de conciliación laboral”, recuerda que “para tal efecto, las empresas deben tener un Plan de Igualdad” que recoge las medidas para hacerla efectiva.

Una visión optimista sobre el teletrabajo que comparte el profesor Canalda, siempre que “se trabaje estratégicamente desde las organizaciones para que la mujer trabajadora con cargas familiares pueda compaginar vida laboral y personal, y no tenga que renunciar a una carrera profesional en igualdad de condiciones que sus compañeros masculinos”.

Asimismo, el profesor de Estudios de Derecho recuerda la existencia de las leyes 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras, y la posterior Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, dos textos con los cuales “se está intentando revertir, con lentitud, pero en la buena dirección” la brecha laboral.

Con el fin de que utilizar el teletrabajo para el cuidado de los hijos durante el actual contexto no aleje a las mujeres de las relaciones informales que se establecen en la oficina y que pueden ser claves para evolucionar profesionalmente, desde Malasmadres proponen “presentar la herramienta del teletrabajo con perspectiva de género, incentivando que los hombres también la utilicen, midiendo cuántos hombres y mujeres la solicitan y analizar el porqué, para luego hacer acciones que fomenten el uso igualitario”, además de implantar el trabajo desde casa –cuando se pueda- “de forma semipresencial, obligando a la persona a asistir a la oficina 2 o 3 días, y no perder así el contacto personal con el resto”.

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